jueves, 25 de septiembre de 2008

Montevideo



Cruzar el charco en el Buquebús rápido que sale a las 8 de la mañana y reconocer solo tres horas mas tarde el olor a leña que proviene del Mercado del Puerto es una de las experiencias más gloriosas que están al alcance de la mano para los porteños. 
El hotel NH Columbia ubicado muy cerca del centro histórico pero sobre el río, está lo suficientemente a mano como para ir caminando al mercado e iniciar el ritual montevideano. 


En el Mercado del Puerto el mítico Roldós ofrece ademas del medio y medio (mezcla de champagne y sidra, dulce y peligroso cuya invención se adjudican) una barra interesante para tomarse un whisky - la bebida local y por algo hay una película que se llama así- o un aperitivo que le gusta a Eugenia, negroni, aparentemente en desuso ya que su preparación requiere la consulta obligada al senior del lugar. Recomendamos degustar también los sandwiches de miga de salmón y de otros sabores fresquísimos. Los sábados el lugar está atestado y animadísimo con doble fila alrededor de la barra a pesar de la prohibición de fumar que rige desde hace más de un año.

Después del aperitivo y con el apetito bien abierto cambiamos de barra y nos sentamos en el Palenque, la parrilla mas prestigiosa de la ciudad? Reconocemos al personal y al dueño, a quienes vemos una vez por año, pero que se nos presentan como viejos conocidos como ocurre siemrpe con los lugares que recordamos y a los que ansiamos volver con mas frecuencia. Allí no hay secretos la parrilla a la uruguaya con mucha leña está a la vista y la calidad de la carne es fabulosa. Déjense llevar por las recomendaciones y por lo que ven. La picaña -riñonada para nosotros- está buenísima y las verduras a la parrilla también. Algunas extravagancias como el pulpo y el jamón, están correctos pero me jugaría solo a la parrilla que ofrece pescados cerdo, pollo y achuras. Buena carta de vinos, ocasión para probar los buenos vinos uruguayos reserva que si bien son caros son interesantes. Recomendamos los premium de la bodega Bouzas. Tannat.


Si están enteritos después de aperitivo y tintillo, pueden seguir recorriendo el barrio viejo a la caza de los bares antiguos. Hay uno que se llama Los Beatles que está cerca del Mercado que no recomendamos demasiado excepto que estén escribiendo e investigando sobre el medio-bajo mundo del puerto pero pueden pasar por la puerta y chusmear de qué se trata.
La historia de Montevideo está asociada a los bares y al whisky dicen que los "pulperos" fue el primer oficio de la ciudad y que la proliferación de pulperías asombraba a los visitantes de las épocas fundacionales: 171 comercios para 7.000 habitantes. Tenemos un libro que oficia de guía -"Boliches Montevideanos" y que tratamos de en cada viaje completar el recorrido sugerido. La ciudad se embarcó en una iniciativa de recuperación de viejos bares y boliches que la verdad se podría imitar en Buenos Aires. Algunas sugerencias de este recorrido: a) en el centro y barrio viejo: el Roldós ya referido; el Fun Fun a la noche, el Café Brasilero (para café a la mañana donde va Galeano)

Montevideo Sur, bar de barrio con mucho solitario;


en Pocitos: la Giraldita para un aperitivo el sábado al mediodía,
el Hispano para probar los ingredientes que son como 40 platitos de cositas que incluye 2 ravioles, salchichitas, mondongo, sanguchitos, fosforitos, pizza y miles de cosas más) el Tasende para comer pizza al tacho (buenísima!!!) el bar 62 para comer algo ya un poco más formal. Una joya: el Oro del Rin es un pasaje en el túnel del tiempo. Vayan a tomar el té.
Hay gastronomía en Montevideo pero tiene un desarrollo incipiente. No es el típico concepto "gourmet". Algunos restaurantes: La silenciosa en el centro, Da Pentella en Pocitos . 


No está de mas un recorrido por el parque rodo un domingo de primavera soleado que incluya el tren fantasma para ver al pueblo montevideano en su salsa y ni hablar en epoca de carnaval.

Para muchos Montevideo "atrasa" pero ese es su encanto.



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