lunes, 12 de enero de 2009

Una crónica tardía del viaje al Norte de España 2008

Hace casi un año atrás encaramos un anhelado viaje por el norte de España. He aquí una tardía y resumida crónica. Advertencia a los lectores: no es este el mejor lugar para encontrar una guia de monumentos e iglesias... Otra advertencia, cuando no se menciona restaurante o menú léase tapas, jamon ibérico y demás yerbas.
Partimos desde Madrid con un auto alquilado. Primera parada Segovia. Además del acueducto y del Alcázar por supuesto, la visita se justificaba por el famoso cochinillo. Lo degustamos en el asador "Duque" . De entrada: revueltos de hongos boletus con langostinos y trufas. Luego el cochinillo: mas rico de lo que imaginamos, pequeño, dorado corocante, suave. Creo que nunca más voy ordenar cochinillo en el restaurante Oviedo de Buenos Aires, no porque sea malo sino por contraste. De postre trufas de chocolate y jerez para finalizar. Tomamos un Rioja del Duero Vega Sicilia Valbuena 5º Reserva del 2002. Por supuesto que recorrimos el acueducto y el Alcázar. Pero no me quiero olvidar de unas tapitas en José María . Allí al mediodía pedimos un fabuloso jamon ibérico y unas morcillas caseras deliciosas con vino de la casa.
Después de pasar por Salamanca nos dirigimos hacia el oeste a las tierras gallegas con destino Baiona. Pasamos por la zona del Ribeiro, de los mejores vinos blancos de la región gallega y llegamos al Atlántico. Nos alojamos en el Parador de Baiona
un lugar espectacular, dearquitectura ecléctica que combina los restos de una fortaleza medieval con un palacio gallego y algunas reformas mas recientes. Situado sobre el mar en una península, tiene vistas increíbles. Era invierno, lluvioso, asi que no habia muchos lugares abiertos en el pueblo para comer. Cenamos en el hotel, solos, muy rico y probamos los quesos de la región como el "tetilla". Cerca de Baiona para el sur recomendamos conocer el pueblito de Tui, una joyita. En el camino, ocurrió una de las mas gratas experiencias no planificadas del viaje. Domingo lluvioso al mediodia en la ruta pasamos por la puerta de un establecimiento, en principio nada tentador, que nos llamo la atención por la cantidad de autos estacionados. Se trataba de una verdadera pulperia, es decir , el lugar en el que solo se sirve pulpo y vino de la region, blanco. Se llama Pulpería " Los Rodríguez", fuera de joda. El pulpo se cocinaba afuera bajo unas sombrillas en ollas de cobre y se sirve adentro en unas tablitas con pimenton y aceite de oliva. Creo que fue el mejor pulpo que comimos en nuestra vida. Acompañamos con vino Albariño.

Desde allì para el norte de Galicia. Santiago de Compostela, pasando por las rías bajas. En Santiago, nos alojamos en el parador de los Reyes Católicos. Es absolutamente maravilloso, una joya, no es barato pero se consiguen importantes descuentos en baja temporada; al menos una vez hay que ir. Entren con tiempo suficiente a http://www.paradores.es/. Creo que la tarifa no superaba los 85 euros.

Desde allí nos dirigimos al norte, ávidos del Cantábrico y por supuestos, de sus "frutos". Teníamos como destino La Coruña y Cedeira pero nos desviamos para Finisterre (Fisterra en gallego). El camino es impresionante y, literalmente es el Fin de la Tierra, a lo que se le suma que
la llaman a esta zona "costa do morte". Es desolado pero con unas vistas espectaculares. En el pueblo de Fisterre que no vale mucho, no se pierdan hacer una parada para una parrillada de mariscos y pescados que incluye cigalas, langosta, bogavante, centolla, navajas, y todo bicho que se les pueda ocurrir a las brasas. Nosotros comimos en O Centolo con linda vista al mar y al puerto; calidad óptima.Otro punto imperdible y para eso habíamos llegado hasta aquí es el faro de Fisterre. Es el punto más oocidental de la península Ibérica.

El tiempo es tirano y con semejantes entornos y vistas uno se distrae y tuvimos que pasar de largo la ciudad de La Coruña y nos fuimos directamente para las rias altas a Cedeira. Recomendamos el hotel Herbeira, muy interesante desde el punto de vista arquitectónico. Lindas vistas y un pueblito que debe haber tenido mejores épocas pero que tiene su onda. Saliendo de Cedeira en Viveiro descubrimos un restaurante en la ruta que nos llamó la atención. Se trata de "Nito" (Playa Área, 1, Viveiro, 27867Teléfono: 982560987). Una joya. Elegante con una vista muy linda al mar y es uno de los mejores de Galicia. Comimos Almejas, Lubina y Mero a la plancha y de postre una leche frita. Para beber un Roda I, de la lista que nos recomendó nuestro amigo Iñaki Palacios, de la familia bodeguera riojana.
En la ruta cuando entramos a Asturias hicimos honor a la afamada sidra tirada en un bar en la ruta. Es otra cosa que lo que uno probó en Navidad. No sé si diría que me gustó. Es bastante ácida y me hizo acordar a una chicha que tomé en el norte. Pido disculpas por mi ignorancia al respecto. Oviedo, capital de Asturias. Para contarrestar tanta "aristocracia" por ser la capital de un principado, paramos en un hotel que hizo el arquitecto Calatrava, el Hotel M, moderno, un tanto kitsch, raro para esa ciudad, interesante, pero para olvidar la propuesta gastronomica; no se les ocurra probar lo que ofrecen en el "sushi club". Estábamos cansados y no probamos la
fabada, una pena. Nuestro proximo stop: Santillana del Mar ya en Cantabria. En el camino no se pierdan Comillas, un pequeño pueblito donde está "el capricho de Gaudí" , un palacete raro, neomudejar, que construyó Gaudí para un señor de dinero. Es una de las tres únicas obras de Antonio Gaudí, que se conservan fuera de Cataluña. Allí funciona un restaurante que vale la pena y que incluye una excelente carta de platos tradicionales de cocina internacional y muy buenas etiquetas de vino. Comimos: Terrina de Higado de Pato y mollejas de lechazo. Para beber: Un rioja: Marqués de Murrieta Reserva.

En la ruta entre Asturias y Cantabria hay un sinfin de vistas y paisajes de montañas, campos verdes y mar, de playitas solitarias. Recomendamos el recorrido sugerido por Lonely Planet que incluye playas increíbles. Hagan caso de cada sugerencia de stop. Una: San Vicente de la Barquera, Llanes, Cudillero entre muchas otras. Claro tambien que están los picos de Europa pero en invierno era difícil para recorrer.
Santillana del Mar. Lluvia. El pueblito es encantador y muy conservado y el clima le daba más encanto aún. Es famoso especialmente porque desde allì se recorren las cuevas de Altamira, pero que están cerradas y solo se puede acceder a una réplica. Paramos en la Casa del Organista. En temporada baja no pasa nada.Lo único abierto era un bar atendido por un hombre de color proveniente de Costa de Marfil, con parroquianos donde comimos unos ibéricos, había una tele y se transmitían partidos de futbol.
Estábamos llegando a Euskadi, el corazón del viaje. Primero Bilbao: Paramos en un hotel que no vale la pena recordar (Begonia recomendado por Lonely Planet) pero la ciudad nos sorprendió para bien. Es dinámica, interesante y el Guggenheim le agrega un twist; no se lo pierdan. El
primer día nos fuimos de pintxos por la Plaza Nueva y recorrimos 3 lugares. Allì tuvimos una de esas experiencias de amor a primera vista, pero gastronómico: Victor Montes. A tal punto que a la noche volvimos a cenar. Abajo es el bar de pintxos y arriba es un restaurant clásico, elegante pequeño con servicio hiperprofesional y con una carta de vinos que te mueres. Comimos: Un plato de foie gras que tenía el tamaño de un bife. Una setas y Cordero lechal. Para tomar un rioja del Duero Protos Gran Reserva 1987 y "canutillos" de postre. Volveremos.


Un vicio adquirido a lo largo del viaje: los brandies.
San Sebastían - Donostia . Qué se puede decir de esta ciudad sin quedarse corto y ser obvio. Reconozco que la sangre tira pero objetivamente es bellísima. Recomendación absoluta de hotel: Hotel de Londres e Inglaterra con habitación con vista a la bahía. No se van a olvidar de nosotros. Nos quedamos casi 4 días. Qué paraíso de los pintxos!!! No hay otra ciudad con una oferta tan sofisticada y exquisita. Aquí tuvimos otro enamoramiento a primera vista: Ganbara en la calle San Jerónimo en la ciudad Vieja. Fuimos varias veces a probar las delicias: huevas de merluza, surtido de setas que incluía trufas, terrina de hongos, txingorra, y ya no me acuerdo más!!!. También volvimos al bar en la Plaza de
la Constitución al que habíamos ido 20 años atrás: paté de codorniz, croquetas de pistachos y setas. Casa Urola. Un particular lugar atendido solo por mujeres que parecen monjas laicas: habitas frescas; alcachofas, bogavante, cocotxas al pil pil. Tomamos un Les Terrases, un Priorat de la bodega Alvaro Palacios, otra recomendación del amigo Iñaki.

Se venía la dificil elección para coronar la estadía entre Martin Bersategui y Arzak. Nos decidimos por lo del amigo Berasategui y fue una experiencia increíble. Fuimos al mediodía; hay que trasaldarse unos kilómetros hasta Lasarte para llegar a una casa situada a las afueras del pueblo.Probamos el menu desgustacion que incluye una selección de sus mejores platos a lo largo de los años. Es la primera vez que visitamos un restaurante tres estrellas Michelin. Les puedo asegurar que se nota. El salón amplio, con las
mesas cómodamente separadas, es elegante pero sobrio. El servicio: mozos jóvenes y bellos (hombres y muchos argentinos) atentos sin ser pesados, amables sin ser confianzudos. El maitre, francés, nos ofreció un aperitivo. Y comenzó el show: 13 platos, aperitivos, pequeñas raciones de sus platos preferidos y los dulces. Cada vez que venía el platillo, los bellos jóvenes a tiempo y simultáneamente, nos explicaban de qué se trataba con información precisa pero sin aburrir. Algunos hits: milhojas caramelizadas de anguila; cuajada de vieiras y erizo de mar; pichon de araiz al asador apio helado con aguardiente granizado (Adjunto un link con el menú para el que le interesa. ) tomamos un Priorat pero no nos acordamos la marca. Para coronar nos fuimos a la terraza a fumarnos algo y tomar un bajativo. Yo tomá un eau de vie de pera y Marcos un Cognac si no recuerdo mal. Vino a saludar el propio Martín charlamos unos minutos; una persona cálida, sencilla y a gusto con lo que hace. Llegamos puntualmente a las 13 y nos fuimos a las 17. I-Nol-Vi-Da-Ble.
A Arzac lo dejamos para la próxima visita.
Volvíamos para el sur hacia Madrid. Una parada en La Rioja: Casalareina. Pueblito mínimo medieval con monasterios, conventos e iglesias. Ubicado cerca de la zona vitivinícola de Haro. Para comer recomendadísimo La Vieja Bodega. Para dormir Hospedería El señorío de Casalareina que ocupa parte del convento. Antes de volver a Madrid pasamos por Burgos: Nieve y catedral y mucho frío.
En Madrid nos alojamos en el Hotel Oscar de la cadena Roommate. Muy bueno. Está en Chueca a la vuelta de Fuencarral y Hortaleza, super bien ubicado en un distrito trendy. Para tapear en la zona un lugar muy bueno: Bocaito. En la capital nos dedicamos básicamente a tapear y creo que no estoy en condiciones de reproducir todos los lugares a los que fuimos pero destaco: el clásico Lhardy y La Trucha. Lhardy: Fundado a mediados del siglo XIX, lleno de historia, tiene una tienda en la planta baja a la calle donde también se puede ir por unas tapas o un consomé y arriba un restaurante recontraclásico y elegante pero con el encanto de ser un poquito decadente. Probamos Foi de pato con oporto, setas con langostinos de entrada. Pato silvestre a la naranja y gamo (una especie de ciervo) a la austríaca de principal y de postre un omelette sorprise. Los platos son servidos con la tapa de metal plateado!!!! Para beber: otro Ribera del Duero: Malleolus.La trucha (Manuel Fernández y González, 3 cerca de Santa Ana) , ideal para ir de tapas, se especializa también en salmónidos ahumados que son deliciosos y tambien en el salón una variada carta de clásicos madrileños.
No prejuzguen, también fuimos al Thyssen y al Reina Sofía- Salud!!

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