domingo, 21 de diciembre de 2008

Clásico de Clásicos: Tomo I


Renovado recientemente, el entrepiso del Panamericano se tiñó de colores neutros y texturas mas modernas creando un ambiente que parece diseñado para no distraerse ni un segundo de lo mas importante que tiene para ofrecer: la mejor cocina de la ciudad.
Confieso que tengo especial debilidad por Tomo I y las hermanas Cóncaro. Conocí de adolescente el primer restaurante en la calle Monroe y después el local en Av. Las Heras antes de recalar en el Panamericano. Durante todos estos años ha sido el lugar y la excusa de las celebraciones; ha formado parte del premio a un esfuerzo o un ascenso y fue escenario de infinidad de cumpleaños y aniversarios.
Una copita de champagne de bienvenida y unas "mini sopitas", esta vez de tomate con hierbas, que ayudan a abrir el apetito junto con el clásico paté con tostaditas. Para elegir nos dejamos llevar por Federico que nos sugirió de entrada un chauxfroid de vegetales y calamares; luego Marcos eligió un cochinillo y Eugenia los ravioles de ñandú con coriandro y salsa de mango. El cochinillo comparable a los de Segovia pero con un toque criollo, bien adobado; los ravioles sinceramente únicos. Para beber, Federico nos recomendó un Viña Amalia Cabernet Sauvignon Reservado 2004 que estaba espléndido. Para finalizar junto con el postre una copa Semillon Doux de St Felicienn y café con petit fours.
En otras ocasiones probamos y recomendamos: las codornices; el magret de pato, el cordero; el pescado y cuando estan en la carta los higaditos de pollo y según temporada el faisán.

Además de ser el mejor restaurante de la ciudad mantiene la mejor relación precio calidad. El servicio es absolutamente impecable. Muy buen trabajo de Federico Fialayre.

lunes, 15 de diciembre de 2008

El pobre Luis

Lunes de diciembre. Eugenia tenía un examen por Belgrano y decidimos ir a comer por el barrio. Buscando un lugar abierto encontramos esta ya clásica parrilla uruguaya. El lugar es grande, informal y familiar. Camisetas de futbol adornando las paredes. Nos tocó 1° piso, que funciona como salón fumador. Recepcionista y valet parking atentos, buena onda, mozos también. 
Mesas con mantel de papel, carta corta, medias porcionas, precios razonables para la calidad. Pedimos media de mollejas, llegaron 2 pedazos generosos, bien asadas por fuera, a punto por dentro, bien de sal, muy tiernas y sabrosas. ricas las mollejas, vo'. Siguiendo el consejo de la carta fuimos a por la especialidad de la casa: Pamplonas. Pedimos una de cerdo. muy buena, bien de temperatura, punto y sabor, adentro quesito, tomate, jamón y condimentos. muy rica también. Ensaladita de radicheta, huevo y cebolla. regamos todo con Pulenta State Cabernet 2006 ( a precio razonable, 30% mas q en una vinería) que vino a temperatura ambiente (todo es demasaiado). De postre flan casero mixto, no desentono con la cena. 2 cafecitos cortos uno con crema. a 25 dolar per capita. volveremos volveremos, volveremos otra vez.....

jueves, 4 de diciembre de 2008

Italpast

Nos llevó varios años desplazarnos desde Palermo hasta Campana. Resistencias varias; pero valió la pena.
Domingo de diciembre post calor caribeño record de 50 años, en dia de lluvia finita. Lindo día para curtir la ruta Panamericana.  Mucho mito en torno a Italpast potenciado ademas por la apertura del Sofitel de Cardales donde tienen la concesión del restuarnte. No obstante, como siempre , optamos por  el orignial. En el pueblo de Campana. Un domingo al mediodia.
El lugar es muy agradable, ecléctico, luminoso. Atención cuidada. Es necesario reservar. 
Las expectativas eran altas y no fueron defraudadas.Elegimos un menu cuatro pasos para compartir.  La carta de vinos es extensa y de muy buen precio; tomamos un Punto Final Reserva. Buena manteleria, buena cristaleria, una mesa bien puesta.
Entrada: una porchetta  muy rica, sarda. Segundo: elegimos una pasta caserita pero nos enfretamos con un menu de opciones en el cual abundaba el tomate; casi todos los platos de pasta casera vienen con salsa de tomate. Elegimos tagliatellle con hongos de pino. La verdad es que estaban muy ricos. El punto de la pasta y la salsa. Tercero: elegimos el plato premiado por un concurso de Bologna de 2004: unos tortelli de verdura que no descollan. El punto bien pero no son inolvidables. De postre una degustación de postres que incluía: helado con frutos rojos; flan?; un tiramisú tímido, mousse de chocolate y alguno mas que no recordamos.  
Mientras qu esperábamos el postre llegaban grupos de mas de 10 personas que habia que ubicar; nuestra humilde mesa de dos quedaba en el medio de imporvisadas  mesas de 10 así que nos ofrecieron tomar el café en el Sofitel. Allí fuimos.  Una linda tarde.


 

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