domingo, 1 de marzo de 2009

Por los valles calchaquíes

Febrero 09. Partiendo desde Salta hacia el sur por la ruta 68 se llega a Cafayate en poco menos de 4 horas. En el camino se puede parar por unos quesitos de cabra en la Posta de Cabras en el km 86 aprox. Tambien hay algunas atracciones interesantes, formaciones rocosas como el Anfiteatro, la Garganta del Diablo y la Quebrada de las Conchas que valen la pena. En Cafayate paramos en el hotel Killia en el pueblo que ostenta el primer puesto entre los usuarios de Trip Advisor. Buena relación precio calidad, cálidamente atendido por Marta, una muy linda habitación con vista a los cerros; rico desayuno. No habíamos tenido en cuenta que en esa semana se celebraba "la Serenata" (una especie de mini cosquín en los valles y que fundó Arnaldo Etchart hace muchos años) y que el hotel está justo enfrente del predio en el que se lleva a cabo.
No solo pudimos dormir sino que durante dos noches nos cruzamos a la serenata. Linda experiencia. Para comer en el pueblo recomendamos El Terruño donde comenzó nuestra maratón de empanadas que se extendió por el término de la semana y que dió lugar a un ranking. Un buen puesto para las empanadas de este lugar, especialmente las de queso y cebolla de verdeo acompañadas con palta. También probamos los tamales (con charqui), una humita y un cayote con nuez acompañado todo con un Colomé Torrontés. En la Casa de las empanadas un local que está en el centro probamos también después de una insólita demora, unas versiones eclécticas de las empanadas locales pero muy ricas.
Hay muchas bodegas en los alrededores de Cafayate pero, selectivos, optamos por visitar San Pedro de Yacochuya a unos 8 km de Cafayate. No nos íbamos a perder la oportunidad de degustar uno de nuestros vinos preferidos en origen. 
Se puede reservar para almorzar y visitar la pequeña bodega donde se producen el San Pedro de Yacochuya tinto y torrontés, el Yacochuya y un vino que están introduciendo al mercado El Señorío del Lagar. Después de una corta visita por la bodega, nos recibió muy bien Cecilia de Etchart y luego se sumó la dueña de casa Hebe de Etchart, encantadoras ambas. La historia de la bodega y la incursión de Rolland en el proyecto es muy interesante ; el lugar es bellísimo tiene una muy linda vista. Empezamos con una picadita de quesos buenísima y un torrontés. El menú del almuerzo es muy sencillo pero correcto - unos huevos fríos con cayote, un guiso de cabrito y unos higos con nuez - que acompañamos con un Yacochuya 2005. La larga charla con Cecilia y Hebe se extendió en la galería de su casa.
Partimos para Molinos ya en la mítica ruta 40 donde nos alojamos en la Hacienda de Molinos. Molinos suele ser un lugar de paso pero vale la pena quedarse, es un pueblo muy pequeño, silencioso que parece desierto enclavado en un entorno maravilloso. La Hacienda funciona en una casa del siglo XVIII, que fue la casa del último
gobernador realista Isasmendi, está muy bien preservada y decorada con mucho cuidado con un patio central alrededor de un molle enorme. La habitación que nos dieron era muy linda, amplia y Jorge Fleming el gerente merece una mencion especial. El restaurante del Hotel es fantástico, tiene un menu regional muy interesante y una carta de vinos de la región muy completa y de buen precio. Allí probamos dos vinos de la región que son para recordar: Viña de Dávalos 2006 de la Bodega Tacuil y el Humanao Reserva 2005. También probamos el 33 de Dávalos de Tacuil. El Viña de Dávalos es un blend cabernet-malbec de la bodega Tacuil que es de la zona de Molinos que pertenece a Dávalos, ex propietario de Colomé. Es un vino muy especial sin filtrar y sin madera. Las empanadas son excelentes pero destacamos el crujiente de quesillo de cabra en masa philo, las croquetas de quinoa, las fajitas de charqui, los tamales (con charqui) y el bavaroise de turron (masa philo con cayote y nuez y una crema fria de miel de caña).

Desde Molinos vale la pena darse una vuelta por la Bodega y Hotel Colomé que pertenece al suizo Donald Hess. 
Fuimos a almorzar. Pero mas allá de que el hotel es realmente impresionante el almuerzo fue una verdadera decepción a pesar del Colomé Reserva (el menu parece de un restaurante de hotel internacional del microcentro porteño y el unico plato principal del diá , pollo con vegetales, el pollo estaba crudo!!!) . Ademas nos preguntamos: porqué será que en las bodegas no se puede acceder a vinos de cosechas mas viejas?

En el camino hacia Cachi con paisajes espectaculares no hay que perderse Seclantás, conocido por los artesanos textiles "cuna del poncho salteño", pero que además tiene un movimiento y una vida diferente a los otros pueblos del valle.

Cachi es mas grande que Molinos y ya se nota el turismo. Nos alojamos en La Merced del Alto, El lugar es muy lindo, es una obra del arquitecto Sepúlveda, esta retirado del pueblo a 1 km aprox en un paisaje bello, pero..... no tiene alma, el trato es impersonal, un tanto frío. En el pueblo frente a la plaza 100% recomendable Oliver, especialmente las empanadas que obtuvieron el puesto N 1 de nuestro ranking (escuchamos entre los locales que son las mejores de Salta), son imbatibles. Desde Cachi se puede llegar sin problemas por la 40 hasta La Poma y es un camino que vale la pena.

La ruta entre Cachi y Salta capital demanda másde tres horas pasando por el Parque Nacional los Cardones y la Quebrada del Obispo.
En Salta capital nos alojamos en El Lagar, la casa de Arnaldo y Hebe Etchart convertida en un "hotel a puertas cerradas" que adminsitra su hija Mercedes. Es una experiencia interesante y está muy bien ubicado cerca de Balcarce y del centro. En la capital que ha crecido mucho por el turismo hay muchas opciones de gastronomía de calidad pero no pudimos probar nada porque solo abren de noche. Muy recomendable visitar el Museo de Arqueologia de Alta Montaña.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó la nota

 

Website Statistics
..........